11 de octubre de 2008

FILO

HAY una navaja que acaricia el ojo, cual “Perro andaluz” de Luis Buñel, una navaja que corta, pero no nos hace sangrar. La cámara nos hace una fisura en el ojo, no los divide, provocando una doble visión. Una vez se mira a través de la cámara, no hay vuelta atrás. Esa herida que deja el lente no tiene posibilidad de cura, quizás pueda cicatrizar, pero nunca desaparece la marca. La manera en que vemos está siempre condicionada por ese gran ojo, que nos va indicando y mostrando lo jamás visto por tu ojo, el del rostro.
La mirada siempre está al filo de la cámara. En un día convencional, vemos por la televisión, vemos por la computadora, vemos por el retrovisor, vemos por el vídeo, por el cine, por el vídeo juego. Constantemente el ojo está cruzando fronteras y de tanto cruzar, nos hemos olvidado a qué lugar pertenece.
¿De qué lado del lente estás? y ¿Quién mira? En este trabajo visual se exploran estos cuestionamientos a través de un juego de cámara, edición y audio.
Para este proyecto se utilizaron dos cámaras: una fotográfica con vídeo y otra únicamente de vídeo. Pero otra cámara se trago la mirada de estas otras sin planificarlo. Es la cámara y el ojo multiplicado, que mira otra cámara, que mira otra cámara, que mira un partido, mirado por un público.
Cada corte es un parpadeo, un abrir y cerrar de ojos que te muestra diversos escenarios de un mismo espacio. “FilO”, además, pretende plantear que a más cercano el sonido, más alejada la imagen. El sonido se interpreta en el proyecto como el espacio en “tiempo real”.
Durante la filmación me percaté que el sonido no iba acorde con la acción grabada, con lo visto. Un acercamiento extremo con la cámara al campo de fútbol (si es que estaba en un juego de fútbol) podía capturar perfectamente la bola y las patadas de los jóvenes, pero eso no se traducía en sonido. No podía escuchar a los jóvenes gritar, jadeando, no escuchaba la goma de la bola raspando el césped. El acercamiento era al ojo, pero no al oído.
“En una ampliación no sólo se trata de aclarar lo que de otra manera no se vería claro, sino que más bien aparecen en ella formaciones estructurales del todo nuevas…. Así es como resulta perceptible que la naturaleza que habla a la cámara no es la misma que le habla al ojo”, (Walter Benjamin, "La obra de arte en la época de su reproductibilidad mecánica").
La cámara te permite ver donde no has visto, pero no puede capturar el sonido de la misma manera. Por tanto, no existe un “tiempo real” porque se perdió con el corte de la cámara.
Mientras más sonido, la imagen se va distorsionando hasta quedar en el vacío. Sólo somos capaces de ver a través de la cámara, pero nunca directamente.
Esa mirada agrandada también nos engaña. Vemos una imagen de un juego de fútbol, pero, ¿el público que aparece en el vídeo está en un juego de fútbol? ¿Por qué hay gritos de algarabía en un estadio vacío? ¿Desde dónde se grabó lo grabado? Sólo se tiene que ver y escuchar para nuevos cuestionamientos.
“FilO” es un primer intento por acercarme a la cultura visual, pero todavía hay muchos blancos que llenar, sobre todo, acerca del sonido y la imagen.
Si el silencio es una oración perfecta, literalmente, para el oído ¿que sería la pantalla negra para el ojo? En esa imagen en negro ¿habrá posibilidad de la doble visión? La cámara, en este caso, ya no divide el ojo, sino que lo ha cortado por completo. Elimina toda frontera.
“En este sentido la técnica cava su propia tumba, pues al mismo tiempo que perfecciona los medios de síntesis, profundiza en los criterios de análisis y de definición, tanto que la fidelidad total, la exhaustividad en materia de lo real se hace imposible para siempre. Lo real se vuelve un fantasma vertiginoso de exactitud que se pierde en lo infinitesimal” (Jean Baudrillard, "Porno-estéreo").

14 de septiembre de 2008

Panóptico


EL otro día decidí dar una vuelta por tu córnea pero por más que intenté no vi nada más que mi reflejo. Me vi a mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma mí mismo mí misma mí misma mí misma tu mismo mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma yo misma mí misma mí misma mí misma ellos mismos mí misma mí misma él mismo mí misma mí misma mí misma mí misma mí misma. No se lo digan a nadie pero nos están vigilando, los estoy vigilando, me están vigilando. Fijese bien, lo miran de frente. Miren (Me).

21 de agosto de 2008

Firu


nunca has estado en mi categoría de amigas, porque tú eres mi luz.

Te adoro, buen viaje.

28 de julio de 2008

Buñueladas


LE quiero robar los ojos a Luis Buñuel.
No, quiero robarle un ojo a Luis Buñuel. El ojo vago que mira y no mira. El ojo del boxeador que ha sido cortado con una navaja justo en la córnea. Así dejaré de ser miope, dejaré de ver, para ver diferente. El problema es que Buñuel ya no tiene dos ojos, ni siquiera uno, sino que tiene miles de ojos, robados. Me pregunto cómo veía por ese ojo, será ese ojo la razón del perro andaluz de ese mirar a medias.
25 años de ojos perdidos, ¿dónde estarán, Buñuel? Cuando los encuentre, te envío un mensaje por facebook, me han dicho que ahora también miras por ahí.

22 de junio de 2008

Antojo carnal


Se lambe con su lengua húmeda los orificios de la vejez hasta que toca con la puntita de la serpiente roja de su boca su propia carne. Cuando la descubre, se chupa completo hasta perder su identidad. Siempre quiso cruzar fronteras.

7 de mayo de 2008

Baracrack


Barack Obama suena a crack.

En la radio un hombre con pierna de tabla dice Brack y suena a ruptura.

Es el sonido de la grieta de un país cuya tierra se abre y traga gente. Es el crack el sabor eterno en la boca de los iraquíes.

Barack Obama va quebrando la tenacidad de la rubia fatal a quien a sólo le queda hope.

Barack Obama y su crack

puede que rompa

el realismo mágico de la Isla Mágica, del Macondo repetido y trillado.



El país del crack de Obama, de Barack, promete una buena dosis de rupturas, bocanadas mortales y

oídos sordos que no reaccionarán

cuando llegue

el

momento

del

gran

c/

r/

a/

c/

k.

14 de abril de 2008

La niña de los bultos




A Lucía...

Mi amiga Lucía es una mujer complicada. Exquisitamente complicada. Contradictoriamente complicada.
Le busca solución a todo. Raquel siempre le dice que debe de escribir un libro con sus trucos y recientemente Hecma se lo ha recordado.

Mi amiga Lucía habla no sólo por la boca, también lo hace con los ojos, con las manos, con los pies, con el pelo. Cada gesto que hace es una oración, una palabra silente.
Escucha y conversa con la misma intensidad, y eso es una habilidad que pocos tienen y menos en estos tiempos en los que abundan los que se llenan la boca y se tapan los oídos con sus propias palabras.

Mi amiga Lucía la conocí a los 15 años ¿o eran 16? Ya ni lo recuerdo. Pero no la conocí hasta los 21 años con un bulto a las espaldas en busca de la aventura europea veraniega.
Corriendo bicicleta en aquel París del 2003, justo iniciando la guerra. Inhalando y exhalando en Holanda, mientras nos perseguían unos niños de 16 años. Corriendo con chocolates en un tren suizo sin horas de retraso. Llorando por la llegada de un cumpleaños a tiempo. En busca de un gnomo extraviado. En campos de concentración y kebab marroquíes/alemanos. Buscando brujas con un canadiense... Después de estas experiencias habían dos alternativas para nosotras: amigas o enemigas. Escogimos la primera.

Mi amiga Lucía es publicista, esteticista y mentalista. Retrata. Todo el tiempo retrata. Pero ella no se da cuenta. Capta cada imagen y la almacena en su álbum craneal. Cuando menos te lo esperas saca una fotografía. Te dice qué ropa, qué fecha y te dibuja la imagen de un lugar pasado, a veces extraviado en mi mundo mental. Por eso digo que se pasa retratando.

Mi amiga Lucía es viajera. Es la niña de los bultos. La que nunca está anclada, pero no a la deriva.

Mi amiga Lucía se va un ratito de mi mapa inmediato. Se va porque es viajera y porque ha decidido anclarse en un mar en el que se siente cómoda, tranquila. Pero también se va porque es inquieta, porque le gusta aletear y porque necesita ese nuevo soplo de vida. Necesita su independencia, necesita ser plena.

Mi amiga Lucía la voy a extrañar en este mar donde vivo. La voy a extrañar porque me hace sentir cómoda, porque me deja ser yo misma, porque me escucha, porque me entiende, porque no me juzga, porque me tolera, porque me quiere, porque con ella hablo y no hablo y de todos modos me entiende, porque yo no soy de trucos, soy de palabra, porque es un balance entre mis amigas, porque es inventora, sensible, porque llora conmigo si lo tiene que hacer, porque me pone en órbita cuando me extravío, porque es mi compañía, porque es mi amiga.

Pero a mi amiga Lucía y a mí nos queda un largo trayecto juntas porque ya trazamos una ruta que no puede borrarse, porque hemos vivido juntas momentos que son irrepetibles y porque ya sucedió esa magia que ocurre entre pocas personas: la amistad.

Como le he dicho anteriormente, quizás estemos separadas por el mar, pero siempre, siempre nos quedan las palabras.


Buen viaje!


Te quiero, Mariela

23 de marzo de 2008

Dulce placer


Las uvas comenzaron a salirle por los oídos y la ciudad se inundó de un olor dulzón de pulpa púrpura. Eran cuadradas, aquellas uvas. Los que comían, las uvas, se reconocían por el color de las encías. Fue así como comenzó a dividirse la ciudad en los comeuvas y los nocomeuvas.

20 de enero de 2008

99

se quitan los pantalones
sacan las cruces
se montan, se bajan, se suben
alzan las biblias, gritan, gritan
hombres mujeres en todas partes
se marean con el cántico y sacuden las cabezas
responden al llamado más de 900
familias tradicionales
con una temperatura de 50 grados

un legislador se asoma y besa la sortija del obispo al tiempo que le soba la palma de la mano con su dedo malo
se bajan en las estaciones y se ríen, se ríen
99
900
La diferencia está en los ceros