15 de noviembre de 2006

COMENZAR

Estoy atrapada en un mar de palabras que no reconozco
Me ahogo en ellas sin saber a qué mar pertenecen
Todas me mojan, pero hay algunas que no me saben, que no me huelen

Muchas me saben a medias, otras me huelen a medias
Me confunde su olor salado

Estoy amarrada en este mar salado
No hay escapatoria, sólo escaleras de agua
Escondites encontrados

Tengo punzadas que saben a mar salado
Las heridas se abren solas
Se sanan con arena

Arenas que me entierran hasta lo más profundo
Hasta donde vuelve el mar.

PICO Y PALA


Salga el pico y la pala, la estrella morada, las ojeras hinchadas, ya no me sabe esta ciudad tan encerrada con prisa pasmosa, con tapones que se agotan.


Estoy encerrada en esta casa-jaula, donde no hay letreros, donde el mar salado deshidrata donde se escapa el aire por el aire, donde no hay piezas para armar, pero sí rompecabezas.


Me pica esta yaga, y no me da con el agua salada. Me hundo en la nada, en esta panfletería que es como el colmado: queda a la vuelta de la esquina.


Brinco con la cabeza, doy tumbos, me mareo. Pero las olas me llevan, su vaivén me contonea.

Me combino, no puedo, ya siento cardialgia.